jueves, 8 de enero de 2009

viernes, 11 de julio de 2008

NUEVAS RUTAS Y VOCACIONES DE LA ECOSOL 2

Nota importante: Publico esta segunda nota sobre el mismo tema, por considerar que se complementan y refuerzan; las elaboré porque por un momento pensé que había perdido el primer texto. nada se pierde con leerlas ambas.

Es innegable que el fenómeno de la Economía Solidaria, tanto en sus formas tradicionales (cooperativas, fondos de empleados y asociaciones mutuales) como en las emergentes formales e informales (asociaciones, grupos de compra en común, ollas comunitarias, corporaciones, natilleras, cadenas, y otras), ha venido ocupando espacios importantes en las dimensiones económicas y sociales del país, tanto en el número de personas que a través de estas organizaciones le apuestan a búsquedas relacionadas con su calidad de vida y felicidad, como en los volúmenes de operaciones económicas que se realizan a través de éstas estructuras; pero quizás lo más significativo, aunque sólo se de en un número limitadas de éstas, es la construcción de tejido social y comunitario que se genera en estas experiencias solidarias, sobre todo cuando su desenvolvimiento está alejado de los vicios engendrados en las formas clásicas de organización de la autogestión y la cooperación.
Otro elemento sobresaliente de la vivencia solidaria del país, sobre todo en la formas emergentes, nacidas en los sectores populares, en grupos de trabajadores y en algunos segmentos de la clase media, es que el acto y el acuerdo solidarios (informales en la mayor parte de casos, y basados en confianzas de barrio, de municipio pequeño, de empresa o de familia), que hacen para intervenir en los procesos económicos relacionados con su economía familiar, se orientan hacia vocaciones y actividades productivas que ha sido abandonadas casi totalmente por las formas tradicionales de la Economía Solidaria, tales como el consumo, la vivienda, el trabajo asociado digno y autónomo y las finanzas solidarias (lo que hoy se hace como actividad financiera "solidaria", por parte de cooperativas y fondos de empleados es un malo y perverso remedo de las finanzas capitalistas).
El significado de esos caminos que hacen los nuevos emprendedores solidarios es variado, y debe ser motivo de preocupación y análisis por parte de quienes actuamos en la ecosol, pues, pienso, que en esas búsquedas de nuevo tipo, en las cuales la solidaridad trabaja como factor productivo de procesos orientados a subsanar falencias en el campo de la soberanía alimentaria, de la vivienda, del financiamiento solidario y de la creación puestos de trabajo cooperativo y solidario.Creo, como lo expresé en un escrito anterior, que la Ecosol tradicional colombiana debe buscar rutas y vocaciones económicas más pertinentes y consecuentes con las economías de los asociados, en función de mejorarlas y desarrollarlas en procura de un superior nivel de calidad de vida; el ejemplo lo están dando esas mujeres y esos hombres que bajo un estatuto comunal de confianza, se están uniendo para saldar deudas sociales que el modelo económico neoliberal ha generado y no quiere responder por ellas; allí, en las ollas comunitarias, las natilleras, las cadenas familiares y de amigos para ahorrar y autoprestarse dinero, en los clubes de mercado o de consumidores, en las asociaciones de productores y comerciantes, en fin, en todas esas experiencias en donde solidaridad y la autogestión se vuelven eficientes para resolver problemas de diversa índole, está mostrándose una nueva manera de pensar y hacer la Economía Solidaria, es decir, allí están las nuevas rutas que se echaron al olvido por parte de las cooperativas y los fondos de empleados, que prefirieron el juego financierista a las finanzas solidarias, el apoyo al consumismo y al consumo individualista al consumo autogestionario y colectivo; que optaron por financiar a los grandes constructores del país, en lugar de financiar la construcción autogestionaria y solidaria; en fin, allí estan los nuevos caminos que conducen a la autonomía, a la construcción sectorial de la ecosol, es decir, un camino que la aleja de la marginalidad y el carácter complementario de las economías capitalistas y de los planes del Estado, en que la sumieron dirigentes y administradores que piensan que lo social es un adjetivo dentro del mundo de la Economía Solidaria, cuando en realidad constituye, con las dimensiones políticas, culturales y económicas.

NUEVAS RUTAS PARA LA ECONOMIA SOLIDARIA

Es innegable que el fenómeno de la Economía Solidaria, tanto en sus formas tradicionales (cooperativas, fondos de empleados y asociaciones mutuales), como las emergentes, formales e informales (la famiempresa, la micro empresa, las natilleras, las asociaciones de productores, las cadenas de ahorro popular, las ollas comunitarias, las compras en común, y otras), han venido ocupando espacios importantes en la vida social y económica del país, no solo por el número de hombres y mujeres vinculados a estas experiencias, sino también por la magnitud de las operaciones que realizan en producción, distribución y consumo de bienes y servicios; pero más allá de esta cifras, existe otro elemento significativo dentro de estas acciones de solidaridad y autogestión, y es el tejido social que se construye cuando un grupo de personas asume por su propia cuenta y riesgo el levantamiento de una actividad económica solidaria y cooperativa; aunque no se da en todas las organizaciones existentes, lo cierto es que, sobre todo en las informales y emergentes, existe y se desarrolla una acción de tejido social, que es una de las evidencias fehacientes del potencial transformador que tiene la Economía Solidaria.
Pero hay todavía hay algo más notable y significativo en esas experiencias, sobre todo en las nuevas expresiones formales y no formales; es evidente que sus vocaciones productivas le están apostando a nuevos negocios, que no son otros que aquellos que fueron olvidados por las cooperativas y los fondos de empleados: las finanzas solidarias, la vivienda, la creación de puestos de trabajo cooperativo digno y el consumo.
Si, esas formas solidarias emergentes, basadas en una confianza comunitaria, o de familia, o de grupo laboral, o de barrio, vereda o pequeño municipio, estan buscando por el camino de la solidaridad, asumir directamente los procesos de comprar los artículos de la canasta familiar, u otros bienes y servicios, de construir vivienda, de crear puestos y espacios de trabajo autogestionario y cooperativo, y ahorrar y autoprestarse; y este camino debe ser considerado como un ejemplo y un referente importante, por las formas tradicionales de la ecosol, hoy embelesadas con el financierismo (forma perversa y dañina de las finanzas capitalistas), con el apoyo al consumo individual que se torna consumismo, con el apoyo a los grandes constructores del país (dejando de lado la posibilidad de apoyar la autogestión para la solución de los problemas de vivienda), y con un trabajo asociado dependiente y marginal, dedicado a sacarle "las castañas del fuego" de la competencia a las empresas privadas de capital y a las estatales.
Considero urgente que quienes estamos comprometidos con la ecosol y su desarrollo, debemos analizar rigurosamente esas formas emergentes, nacidas y desarrolladas en los sectores populares, de trabajadores y de una parte importante de la clase media, pues en éstas se encuentran las nuevas rutas de la Economía Solidaria, esas que conducen de manera contundente a romper con la marginalidad y el carácter complementario que hoy viven, sobre todo las formas tradicionales solidarias, y a emprender la construcción sectorial y a la autonomía, esto es, enrutarse hacia la libertad de actuación dentro de los procesos económicos.

domingo, 15 de junio de 2008

la vocación financiarista del cooperativismo colombiano

Desde hace muchos años me ha causado una cierta curiosidad el hecho de que el cooperativismo colombiano, casi desde sus inicios, optó por desarrollar como vocación económica principal el ahorro y el crédito, y como secundarias otras no menos importantes para las vidas y las economías de los asociados y sus familias: el consumo, la educación, la salud, el uso del tiempo libre, los seguros, la producción en sus vertientes agropecuarias e industriales, y otras.

Por un momento llegué a pensar que era algo "natural", es decir, que venía inscrito en la naturaleza misma de esta forma de organización económica y social, y por lo mismo, lo importante era apoyar esa dinámica de prestar plata y cobrar plata + X; y era que en las mismas historias que se contaban sobre la creación de las cooperativas (y luego de los fondos de empleados, otra modalidad solidaria que se centró en el ahorro y el crédito, con la anuencia y beneplácito interesados de la "patronal"), se decía que habían nacido como una respuesta a los agiotistas de barrio y de empresa ("compañeros y compañeras que prestaban al dulce y misericordioso 5% mensual; luego éstas personas se transformarían en los reyes del "pagadiario"), lo que era y es una verdad parcial, pues en verdad de lo que se estaban defendiendo era de los malos salarios y la explotación inmisericorde de los dueños de las empresas.

En fin, el cooperativismo colombiano se ha deslizado y pavoneado pomposamente en el escenario financiero, fungiendo como instrumento de "bancarización" (como llaman ahora al hecho de ser sujeto de crédito), y haciendo del oficio de prestamista, su oficio favorito, y dentro del cual ha tenido bonanzas importantes, sobre todo en la década de los años 90 cuando sus arcas se inflaron de manera notable (y perjudicial) con dineros provenientes del narcotráfico y de la corrupción política, hasta que llegó la debacle del 96-97 del siglo pasado, que entre otras cosas, mostró hasta dónde se había corrompido el proyecto cooperativo nacional, sobre todo en sus empresas más "representativas", corrupción que se expresaba en aparatos burocráticos costosos, en privilegios y prebendas para dirigentes y funcionarios, y en otras situaciones anómalas que dejaron una estela poco grata de consejas y prevenciones acerca de la idea cooperativa.

Una de las enseñanzas que dejó esta crisis de finales del siglo pasado, que desafortunadamente no fue aprendida ni aprehendida por quienes dirigen y administran las cooperativas sobrevivientes, es que si bien la actividad financiera es importante en el conjunto de la economía, y sobre todo en esa economía solidaria que pretende manifestarse a través del cooperativismo y los fondos de empleados, lo cierto es que ésta no debe convertirse en el eje del movimiento, sino que tiene que ser ubicada como un FACTOR ESTRATÉGICO para el desarrollo de vocaciones económicas productivas, más relacionadas con las economías de los asociados y sus familias, y no simplemente como un mecanismo de endeudamiento, improductivo las más de las veces, orientado a poner al cooperativismo y a los fondos de empleados como meros instrumentos de complementación marginal, de las economías de las empresas de capitales.

Ahora bien, todo lo anterior viene a cuento luego de conocer la propuesta de reforma del estatuto orgánico financiero y de la ley 454/98, que la Confecoop ha puesto en debate en el congreso de la república, la cual pretende por énesima vez ajustar "técnicamente" el funcionamiento de las entidades cooperativas que realizan actividades financieras; y digo enésima vez, porque ese ha sido todo el trabajo hecho por la confederación desde que nació: servir de calanchin del Estado para que las cooperativas y los fondos de empleados se ajusten a los mandatos de éste, derivados a su vez, de los compromisos de los acuerdos de Basilea. Para nada se defiende la naturaleza integral de la economía solidaria en todas sus versiones, pero sobre todo en el campo financiero, como lo demuestra el silencio de esta entidad de "representación y defensa del movimiento" ante muchas arbitrariedades cometidas por el gobierno actual (como el caso de los fondos de educación, al cual me referiré en próximo artículo) y los anteriores; el caso más aberrante es la connivencia que que ha tenido esta entidad con la aplicación del rigor bancario a las organizaciones solidarias que se mueven en el ámbito de las finanzas, que provoca hechos inconsecuentes con la filosofía solidaria y de cooperación y autogestión, como se puede percibir en el hecho de que un asociado (dueño y señor de la organización solidaria) que cometa algún desliz económico, como ponerse en mora, sea denunciado ante el sistema financiero general del país, causando su "muerte económica", no sólo dentro de su propia cooperativa o fondo de empleados; guardar silencio ante esto es por lo menos perverso, pues las faltas que se cometan dentro de la entidad solidaria, deben ser gestionadas por la empresa cooperativa misma, pues se entiende que su naturaleza solidaria le exige un tratamiento diferente a esas faltas financieras, que no necesariamente deben ser igualadas a las de las empresas bancarias privadas y estatales.

Ante lo anterior, es decir, ante un proceso creciente de ajuste estructural que tiende a desnaturalizar la economía solidaria que actúa en el mundo financiero, es necesario que dirigentes, asociados y administradores de cooperativas y fondos de empleados se aboquen a la búsqueda de estrategias que rescaten el valor y el significado de las finanzas solidarias como un elemento fundamental en desarrollo económico de los asociados y sus familias y comunidades, y del país en general, es decir, que traten de colocarse en el centro de una nueva dinámica económica, basada en la MULTIACTIVIDAD, en la construcción sectorial real, sirviendo de mecanismo de financiamiento de todas las vocaciones económicas que posibiliten el desarrollo del objeto social del proyecto de la economía solidaria: LA CALIDAD DE VIDA Y EL BIENESTAR DE LOS ASOCIADOS Y SUS FAMILIAS, y de las comunidades en donde viven, o en otras palabras: ser fuente de FELICIDAD PARA LOS LOS HOMBRES Y MUJERES QUE HACEN PARTE DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA EN SUS DIFERENTES MANIFESTACIONES.

miércoles, 4 de junio de 2008

ACERCA DEL DESARROLLO DE LA ECOSOL

Desde hace varios años vengo observando que la Ecosol colombiana, en sus versiones empresariales cooperativas, mutuales y fondos de empleados, se desenvuelve con una dinámica centrada, principalmente, en prestar y cobrar plata, a lo cual algunas entidades agregan otros servicios casi siempre en función de responder a asuntos de consumo de los asociados y sus familias: convenios leoninos con almacenes y proveedores, alianzas comerciales desventajosas con vendedores de todo tipo de bienes y servicios, seguros, etc. Si se mira con detenimiento esas operaciones, que son cuantiosas, en realidad no representan ni desarrollo ni nada por el estilo, sino que son la expresión de crecimientos marginales y dependientes, en los cuales, el dueño y asociado no obtiene ninguna ventaja real para su economía familiar, que es, en última instancia, el objetivo central de su acción y decisión de cooperativizarse. Y es que uno se cooperativiza, o se asocia a un fondo de empleados o se mutualiza, para DESARROLLAR la ECONOMÍA FAMILIAR, en procura de lograr un nivel apropiado de calidad de vida y bienestar.

Otro tema que se observa al mirar al movimiento solidario nacional, es que avanza sin un trazado de futuro serio y riguroso; lo máximo que se hace es un plan de desarrollo uniempresarial y autista que se limita a cuantificar -que no a cualificar- sus crecimientos en aquellas variables que son más sensibles al modelo capitalista de economía: ganancias, crecimiento de cartera, ingresos, etc.
La CONFECOOP desde hace algún tiempo ha venido blandiendo, como parte de sus actividades, un Plan de Desarrollo, que se caracteriza por ser burocrático y metafísico, y que a nadie en el cooperativismo le interesa, ni lo aplica, pero que sirve para justificar discursos ante el Estado y ante los asistentes al congreso que esta entidad realiza, y el cual es un simple escenario para un desfile de funcionarios del gobierno de turno y de dirigentes de la empresa privada, quienes, en su "inmensa sabíduría" le dicen a los cooperativistas y demas asistentes alelados y sudorosos que llenan el recinto del salón de convenciones de Cartagena -casi siempre es allí en donde se hacen estos eventos, y coincidencialmente, en un "puente festivo", para asegurar asistencia, que no participación activa- qué deben hacer para llegar a ser como ellos, como el gobierno y las empresas capitalistas; al final -o al principio, eso depende- habla el presidente de turno y dice unas cuantas alabanzas y regaños, y luego viene la playa, el licor y el descanso.
El cooperativismo y los fondos de empleados, principalmente, viajan como Cristobal Colón: no saben a dónde van, ni en cuanto tiempo llegarán, y cuando llegan no saben a donde llegaron.
Considero que es necesario que dirigentes, asociados y administradores de las empresas solidarias comiencen a pensar en serio acerca de este tema del desarrollo, pues como van las cosas, su futuro no será muy amable, y cada vez más los asociados y sus familias verán como se inutiliza el acuerdo cooperativo y el acto de cooperativizarse o asociarse. Las universidades deben abrir sus puertas para que el debate y la construcción de teoría acerca del desarrollo se dé con propiedad e idoneidad y pueda entonces generarse un proceso tendiente a levantar los planos sectoriales del movimiento; mientras esto no ocurra, la historia del movimiento solidario colombiano no pasará a la historia, sino al anecdotario de la economía.

lunes, 2 de junio de 2008

POR QUE Y PARA QUE UN BLOG

La llegada de la informática a la cotidianidad de nuestras vidas, por acción o por omisión, ha traído consigo un inmenso potencial comunicacional, riesgoso si, pero que puede articularse a proyectos serios relacionados no sólo con aspectos meramente personales, sino con ideas y propuestas insertas en idearios políticos, ideológicos, culturales, económicos y sociales.
Ahora bie, desde que personalmente asumí que la informática en sus distintas manifestaciones la utilizaría en el desempeño de mis funciones como educador y asesor en desarrollo de la Economía Solidaria, inicié un proceso lento para aproximarme a a esas expresiones, hasta llegar a lo que ahora inicio: mi papel como Blogger, es decir, como orientador y responsable de una página virtual a través de la cual, muchas personas ligadas a esa manera de hacer economía que denominamos Economía Solidaria, tendremos ocasión de conversar e intercambiar opiniones, experiencias y propuestas en relación con ese tema, o mejor, acerca de lo que contiene el título que le he dado al blog: ECONOMIAS COMUNITARIAS.
La idea de hacer esto es, generar una comunidad de personas interesadas en visibilizar desde sus propias experiencias e ideas, buscar ampliar nuestras perspectivas en relación con estea propuesta de organización económica.
Los invito entonces, amigos y amigas, a que trataemos de construir un blog sobre el tema de las Economía Comunitarias, en especial de la Economía Solidaria, en función de nuestro crecimiento y de nuestras organizaciones y de nuestras comunidadades. Gracias de antemano por participar.